Quinto
y Sexto de Secundaria del Yachay Wasy Leonardo da Vinci salieron del colegio un viernes, nos dividimos y nos fuimos en dos
Pumas, la tarea era sencilla: leer el libro” Tirinea” entre todos y que la gente
escuche.
Al principio lo hicimos algo tímidos y luego tomamos confianza, a
mitad del camino la encargada de cobrar el pasaje nos calló, no teníamos
permiso para hacer una simple lectura, así que en silencio llegamos hasta San
Pedro; bajamos del bus y fuimos a San Francisco. Allá, frente a la Iglesia, empezamos a leer, algunas personas pasaban y
nos miraban un segundo y luego seguían con sus vidas. Después de leer un tiempo
una señora se acercó y a comparación de los demás se quedó escuchando, por lo tanto
se le ofreció un libro, ella lo abrió y empezó a leerlo. Por unos minutos dejó
sus planes para empezar a leer “Tirinea”, se dejó llevar por un momento y el
ritmo que le daba a su vida, se detuvo un momento; simplemente empezó a leer y
dejarse llevar por esa lectura, por un momento parecía que ella se había
transportado a otro mundo...
Y eso es lo que ocasiona un buen libro, por un
momento pierdes la noción de todo y lo demás ya deja de ser importante,
obviamente cuando sales de ese mundo uno choca con lo que no quiere, y eso
muchos tratan de evitar. En lo personal, verla de una forma tan soñadora
mientras leía el libro me causaba mucha curiosidad: saber qué estaba pensando,
cómo estaba viviendo ese momento.
Luego todos nos fuimos dividiendo y se volvió un caos. pero al final, llegamos al punto de encuentro.
Muy bonita forma de tratar de ponerse en el papel del otro, excelente trabajo!
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