Clarice Lispector escribe en su libro La hora de la estrella (1977) a través de Rodrigo, su personaje autor: "Con esta historia yo me voy a sensibilizar, y sé muy bien que cada día es un día robado a la muerte. Yo no soy un intelectual, escribo con el cuerpo. Y lo que escribo es una niebla húmeda. Las palabras son sonidos transfundidos de sombras que se entrecruzan desiguales, estalactitas, encajes, música, transfigurada en órgano".
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